
La conferencia – que ha contado con la participación de 226 personas entre funcionarios gubernamentales, académicos y líderes religiosos de diferentes partes del mundo, y más de 200 observadores - se produce en un momento clave para el futuro de Mynamar: el país se encuentra en un momento de impulso de renovación y apertura, también en términos de derechos humanos, pero al mismo tiempo desgarrado por los conflictos étnicos y religiosos que afligen a las diferentes zonas del país.
“Reconocemos la necesidad urgente de un diálogo frecuente entre los líderes de diferentes religiones en un espíritu de respeto mutuo”, señala el comunicado enviado a la Agencia Fides por Mons. Bo, reconociendo que “la paz y la seguridad son dos factores esenciales, en los que contribuyen todas las religiones”.
Los líderes religiosos se comprometen “a encontrar un terreno común, adoptando el concepto de unidad en la diversidad” y a “construir puentes de cooperación”. Entre las causas de los conflictos en curso en Myanmar se indican la pobreza, asignando a las comunidades religiosas la tarea de ayudar a aliviar esta situación, y se incluyen a los jóvenes y las mujeres “como actores para fortalecer los lazos interreligiosos”. En conclusión, el llamamiento reconoce un papel determinante a la “educación moral”, basada en valores compartidos y a la “educación como base para el desarrollo nacional”.
Publicado: 14/10/2013